NO DEJES QUE MUERA EL AMOR
- AlfonsoyBelen Bernal
- hace 4 días
- 1 Min. de lectura
La forma en que me mira me da vida. Su sonrisa es tan dulce que podría hacer cualquier cosa por él/ella.

¿No es así como te sentiste la primera vez que te enamoraste? ¿O cuando viste por primera vez a tu cónyuge?
Es interesante cómo al comienzo de nuestra relación podemos hacer cualquier cosa por la persona que nos "gusta" sólo porque nos gusta y queremos que también le gustemos.
Esos primeros días de amor son como un sueño, como un cuento de Disney; son tan lindos y saludables que nunca quieres olvidar y alejarte de ese sentimiento.
Pero ¿por qué tenemos que dejar ese sentimiento?

Es porque nos acostumbramos a la rutina y la rutina se vuelve cómoda que nos olvidamos de la hermosa sensación de mariposas y nerviosismo en nuestro estómago. Pasa el tiempo y nos sentimos cómodos en nuestra relación que comenzamos a tratar a nuestro cónyuge con esa comodidad. Olvidamos que nuestro esposo es el sumo sacerdote de la casa, el sagrado de Dios (1 Pedro 2: 9).
Olvidamos que nuestra esposa es la novia del Señor, la corona de nuestra divina cabeza (Proverbios 12: 4).
Déjame desafiarte hoy, a que regreses a los primeros días en que viste a tu cónyuge, o que regreses a la primera vez que hablaste por teléfono demorando horas en la llamada… ahora recuerda ese sentimiento, sin dudar recuerda el respeto y el amor que rezumaba desde tu interior para tu cónyuge.
Aférrate a ese sentimiento y se intencional con tus palabras, tus acciones y comportamiento hacia tu cónyuge.
Se cariñoso, amable, respetuoso y ve cómo cambiara tu relación
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