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TESTIMONIOS 

APERTURA CASA CANO

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Cuando llegamos a la casa de Casa Cano, bajo el ministerio de nuestros hijos espirituales, Alfonso y Belén Bernal, y de Casa de Restauración Dos Mejor Que Uno, fuimos grandemente y placenteramente sorprendidos. Fue una experiencia en la que recibimos lo que un día nosotros mismos sembramos: el amor necesario en medio de los procesos vividos junto a los pastores Bernal en el año 2010.

Estar allí fue ser inundados por el amor de Dios, rodeados de la calidez y entrega de todos los hermanos presentes. Ver a tantas parejas restauradas y fortalecidas en su fe confirmó, una vez más, el llamado que Dios ha depositado en los pastores Bernal para la restauración matrimonial.

Durante nuestra estadía pudimos experimentar la poderosa presencia del Espíritu Santo en cada reunión. Hubo palabra ungida, tiempos de ministración, armonía, cercanía entre hermanos, nuevas amistades, unción fresca, testimonios edificantes, gozo, compañerismo y sobre todo, un amor genuino que marcó nuestros corazones.

Para nosotros fue un verdadero honor y privilegio haber sido parte de esta experiencia inolvidable.

 

Nos vamos agradecidos, fortalecidos y confirmados en la obra del Señor.

Con amor y gratitud,

Pastores Frank y Ligia Cardoza

Mi estadía en Casa Cano, desde septiembre hasta diciembre, fue una experiencia profundamente transformadora. Desde el primer día fui recibida con un amor inmenso, un amor que me abrazó como si ya perteneciera a la familia. No solo me invitaron a compartir la mesa y a participar de cada momento, sino que me hicieron sentir parte de un hogar donde la presencia de Dios se respira.

Durante mi tiempo como interna, fui formada y disciplinada bajo las Normas de Diamante, adoptadas de la Iglesia The Rock en Anaheim, California. Aprendí que servir en hospitalidad no es únicamente cumplir con un deber, sino hacerlo con excelencia, siempre yendo la milla extra. Aunque en ocasiones el proceso fue desafiante, descubrí que la verdadera disciplina es una muestra del amor de Dios que nos moldea para reflejar su carácter.

Más allá de las tareas y la disciplina, lo que marcó mi corazón fue el calor humano: ser tratada como hija por los pastores, recibir abrazos sinceros como de hermanos, y sentirme constantemente rodeada de aceptación y gracia. Fue un tiempo de sanidad interior, donde cada enseñanza, cada gesto de cariño y cada palabra de ánimo se convirtieron en bálsamo para mi vida.

En Casa Cano experimenté aprendizaje, sabiduría, entendimiento, revelación, perdón, gracia y amor. Puedo decir con certeza que allí se cultiva el amor necesario de Dios en formas prácticas y profundas: en los abrazos, en las enseñanzas, en la convivencia diaria y en la manera en que se modela una vida de fe y servicio.

Aún sigo en proceso de sanidad, pero hoy camino con más esperanza, más fe y con la certeza de que Casa Cano fue un regalo de Dios para mi vida.

Con gratitud,
 

Olivia Torres

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Mi experiencia en la apertura de Casa Cano sobrepasó todas mis expectativas.
Sabía que iba a recibir una gran bendición, pero, como la pastora Belén me dijo una vez: “Dios no da regalos mediocres ni a medias a sus hijos”.

Desde el momento en que el pastor Alfonso nos recogió en el aeropuerto, mi corazón se volcó de alegría al recibir su abrazo, lleno de ese amor del Padre expresado a través de él.
Sentía que estaba soñando y tenía temor de despertar de tan hermoso sueño.

Al llegar a Casa Cano, sentí que había llegado a casa. Es inexplicable sentirme en casa en un lugar que jamás había visitado en mi vida.
Llegar y sentir el abrazo de la pastora Belén (mi madre espiritual), recibir ese amor líquido e incondicional a través de ella y de los internos de Casa Cano... Yo solo los conocía por Zoom, pero fue como si ya nos conociéramos desde hace tiempo.

Desde que entré en Casa Cano, pude sentir la presencia del Espíritu Santo habitando en cada rincón del edificio, cobijándome y haciéndome sentir amada y segura.
Se puede apreciar cada detalle que fue pensado con mucho cariño, teniendo a nosotros en mente cuando fue decorada Casa Cano: desde una cuchara para comer, las tazas para tomar café, las habitaciones decoradas, los cuadros que adornan las paredes de Casa Cano, hasta las toallas del baño.

Tuve la oportunidad de compartir los alimentos en Casa Cano con mis hermanos, y se podía sentir el cariño y la dedicación con los que habían sido preparados.

Conocer al pastor Frank y a su esposa fue otra experiencia maravillosa. El pastor Frank, al igual que el pastor Alfonso, es un hombre ungido de Dios, y conocerlo en persona fue una gran bendición en mi vida.
No pude evitar contener el llanto cuando me ministraba con Isaías 43:18-19, que fue una de las primeras palabras que el Señor me dio al principio de mi proceso. Dios me lo confirmó a través del pastor Frank.

Y qué decir del resto de mis hermanos del ministerio... Fue otra gran bendición conocer a cada uno de ellos, conocer sus procesos. Todos me hicieron sentir bienvenida, apoyada y amada en ese lugar.

Pero, sobre todo, reinó el Rey de reyes, nuestro Padre Celestial. Todo honor y gloria a Él. Toda Su presencia se sentía a través de mis hermanos del ministerio, en las prédicas, en las alabanzas.
Durante un momento de adoración y alabanza, pude sentir cómo Él me liberaba de dolor y vergüenza.

Al final, otra gran sorpresa que me tenía reservada Papá Dios fue el recibir el bautismo acompañada de mi esposo. ¡Qué honor tan grande recibir esa bendición de parte de los pastores Frank y Alfonso! Nuevamente reinó el Espíritu Santo.

Cuando tuve que despedirme, me sentí triste porque era hora de partir y sentía que dejaba mi hogar atrás. Espero que Dios me dé nuevamente la bendición de volver a Casa Cano en un futuro no muy lejano.

Gracias por todo, pastores. ¡Los amo!
Si puedes darte la oportunidad de ir a Casa Cano, hazlo. Es uno de los mejores regalos que te puedes hacer a ti mismo. 
 

Liliana Rodela-Chigao, Ill

Estoy totalmente agradecida con el Padre Celestial porque Sus pensamientos superaron y desbordaron mis expectativas. Todo lo que recibí, sin lugar a dudas, vino a formar parte de mi vida, ajustándose perfectamente a lo que necesitaba en ese momento para proseguir mi caminar en Cristo.

Lo fundamental estuvo en la palabra que recibí en cada intervención del portador del mensaje, pero también incluyó cada detalle: cada expresión del amor incondicional del Padre, cada atención hacia mi persona, el compañerismo que se hizo manifiesto en la convivencia hasta el último día que estuve en CASA CANO.

La misma estructura de CASA CANO, lo característico de cada habitación, el cuidado en cada rincón y, sobre todo, la hospitalidad de los anfitriones fueron aspectos que no puedo pasar por alto.

Por todo lo descrito anteriormente, para mí ha sido una experiencia ÚNICA.

Alicia Torres-Ciudad Juarez, Mexico

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Antes que nada, quiero agradecer a mi Dios Padre, quien se manifestó por medio de la boca y la comprensión de mi esposa y de mis pastores, Alfonso y Belén Bernal, dándome la oportunidad de experimentar el amor incondicional y lo que el ministerio Casa de Restauración 2 Mejor que Uno trajo de regreso a mi vida.

Recientemente fui testigo de la gracia y la misericordia de Dios. Al llegar a Tepic, Nayarit, lugar donde se establece Casa Cano, tuve la oportunidad de conocer en persona no solo a mis papás espirituales, sino también a todo el equipo pastoral de este ministerio, sin dejar fuera al pastor y padre espiritual de mis pastores, Frank Cardoso, y su amada esposa.

Para mí fue una experiencia única, ya que, sin conocerlos más que por internet, me hicieron sentir parte de una familia que nunca tuve. Desde el principio, mi papá espiritual, el pastor Alfonso, nos recibió a mi esposa y a mí en el aeropuerto de Tepic. Sin saber cuál sería la reacción, él nos vio y de inmediato nos recibió con los brazos abiertos, haciéndonos sentir una felicidad y un gozo que, en lo personal, nunca había experimentado. Al ver esto, se derrumbó cualquier duda o ansiedad que pudiera haber existido en ese momento, ya que llegábamos a un lugar extraño y, en realidad, solo lo conocíamos por la pantalla de la computadora. No sabíamos qué esperar.

Nuestra llegada a Casa Cano llenó de alegría mi corazón. De inmediato sentí una gran emoción y ansiedad por conocer a mi pastora Belén. Entre la alegría de ver a tanta gente ungida, la paz interna que me transmitían el color blanco y oro de las paredes, y toda la decoración tan detallada con esa calidez de amor y familia que se sentía en Casa Cano, fue muy difícil contener las lágrimas.

En este lugar sentí que Dios puso todo lo que quería decirme y hacerme experimentar. Las alabanzas, las prédicas y los servicios parecían enviados directamente desde el cielo a mi mente, mis oídos y mi corazón. El pastor Frank (mi abuelo espiritual, como le llamo) tuvo un impacto muy grande en mi vida, y, junto con mis papás espirituales, me reafirmaron el poder de Dios y toda la misericordia que Él ha tenido conmigo y mi familia.

También tuve el privilegio de bautizarme, sabiendo que esto era lo que deseaba por amor a Cristo. Y qué mejor regalo que hacerlo al lado de mi esposa, siendo bautizado por los pastores Frank y Alfonso. Fue una experiencia única, ya que Dios se manifestó en mi bautizo por medio de toda la gente que lo presenció.

Algo que me impactó mucho fue cómo los pastores nos hicieron sentir parte de algo que, en lo personal, nunca tuve de niño: una casa, una familia, mi papá, mi mamá y, sobre todo, la libertad de ser yo mismo, sin máscaras, en un ambiente lleno de hermandad, amor, paz y tranquilidad, sabiendo que Dios estaba ahí deleitándose con todos nosotros. Sentí que esto es solo el principio de algo hecho por Dios para todos aquellos que realmente desean cambiar su vida y, sobre todo, escuchar y seguir a nuestro Padre celestial.

 

¡Gracias por todo! ¡Los amo!

FULGENCIO Chicago Ill. USA

Primeramente, quiero darle gracias a Dios, porque Él es quien obra en nuestras vidas en todo momento. La experiencia que viví durante la inauguración de Casa Cano fue muy hermosa. Desde el momento en que llegué, la calidez con la que me recibieron me conmovió profundamente. 

Quedé impresionada por lo hermosa que quedó Casa Cano. Al entrar, sentí la presencia de Dios en ese lugar.


Convivir con los pastores Bernal, con todas las pastoras del equipo pastoral y con las personas que asistieron fue una experiencia maravillosa. Las enseñanzas que se compartieron fueron de gran bendición para mi vida. Además, fue hermoso ver cómo el Espíritu Santo se movió en ese lugar.

La convivencia fue muy especial, rodeada de personas de excelencia en Casa Cano. Compartir con cada una de ellas fue una gran bendición para mi vida.


Agradezco profundamente a los pastores Bernal por su amor, su calidez y por darme la oportunidad de ser parte de este
acontecimiento tan hermoso, todo para la honra y gloria de Dios.

Maria Gonzalez El Paso Texas

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Fue algo maravilloso poder conocer en persona a los pastores Bernal, abrazarlos y sentir cómo son instrumentos del amor de Dios aquí en la Tierra. Desde el momento en que entré por las puertas de Casa Cano, quedé impactado. Por fuera parece pequeña, pero al abrir las puertas se revela un espacio enorme por dentro, lleno de luz y detalles que reflejan cuidado y amor.


Los tonos blancos y dorados, esa luz cálida en el área donde se comparten los alimentos, y la gran barra donde todos podíamos comer juntos me llenaron de gozo, paz y esperanza. Todo superó mis expectativas. Es un lugar de impresionante comodidad, donde simplemente no quieres irte.


Cuando entramos a nuestra recámara y vimos que todo estaba cuidadosamente decorado y pensado para cada uno de nosotros, nos sentimos especiales, como en familia. Es un lugar donde deseas permanecer por mucho, mucho tiempo.
Mi deseo es que cada persona en este ministerio pueda vivir esta misma experiencia e invierta en venir a Casa Cano.

 

Es un lugar de culto y restauración donde se siente la presencia de Dios a través del amor, la dedicación, el tiempo y el esfuerzo de los pastores Bernal.


Ellos han puesto todo lo necesario para que cada uno de nosotros se sienta amado y cuidado.

El nombre de Casa Cano, Cultivando el Amor Necesario del Omnipotente, refleja perfectamente lo que este lugar representa.


Espero que cada matrimonio y cada persona se dé la oportunidad de experimentar lo que vivimos aquí.


De verdad, vale la pena cada minuto de estadía en esta hermosa casa.

Iván Bermúdez Loera, CDMX

Estar esta temporada en Casa Cano fue, desde el primer instante en que crucé la puerta, un claro mensaje de Dios: un tiempo de refrigerio.

 

Solo Él sabía cuánto necesitaba ese tiempo de refrigerio, tanto en el área espiritual como en lo personal. Llevar el peso de la restauración personal no es sencillo. Estar a cargo de tantas mujeres y escuchar sus difíciles situaciones puede ser abrumador. Aunque cada día me lleno de Su Palabra, siempre es fundamental estar conectada al Espíritu Santo para poder compartir, responder preguntas y atender lo
que cada persona espera de mí como líder y pastora.


Casa Cano me brindó ese descanso y renovación espiritual que mi alma clamaba. Más allá de los detalles que los pastores Bernal han puesto con tanto esmero, lo que realmente hace especial este lugar es la palpable presencia del Señor en cada rincón.


En este tiempo pudimos compartir, dar y recibir amor incondicional, y conocer personas maravillosas cuyos testimonios y palabras llenaron de vida cada espacio de mi corazón.


El Pastor Alfonso y la Pastora Belén Bernal no solo nos ofrecen su hospitalidad, sino que cuidan cada detalle para asegurarse de que nada nos falte en Casa Cano. Tuve el privilegio de presenciar cómo Dios ha obrado milagros en este lugar. Hace apenas un año, Casa Cano estaba en obra gris, y hoy es un espacio que irradia excelencia y calidez, esperándonos siempre con los brazos abiertos.


En Casa Cano aprendí que cuando entregamos nuestras cargas al Señor, Él nos renueva con su paz y nos recuerda que nunca estamos solos. Este lugar será siempre para mí un refugio donde el alma encuentra descanso y el espíritu se fortalece.


Gracias, Casa Cano, por ser un rincón del cielo en la tierra

Pastora Dyhalá González-Costa Rica

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