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LA BATALLA DE LA MENTE CONTRA LAS MENTIRAS DEL ENEMIGO

Es un tema para considerar seriamente ya que batallar con los pensamientos durante los fines de semana es más fuerte que entre semana. Además, muchos no sabemos que hay áreas en nuestra mente que deben ser libres, cuando esto pase, las vendas de nuestros ojos caerán y podremos edificar con La Palabra de Dios.


Vemos la mente como parte de nuestro ser, pero no nos percatamos que nuestra mente es un territorio, un terreno. Cuando el territorio está vacío, no hay quien se quede atrás para tomar posesión de él. Conozco a varias personas que llegaron a los Estados Unidos para trabajar y ahorrar dinero para construir sobre los terrenos que compraron; pero como dejaron sus terrenos desatendidos y vacíos, otras personas tomaron posesión de ellas, comenzaron a construir y tuvieron que ser llevadas ante el juez y evacuadas por invasión de propiedad. Así ocurre con nuestra mente, si dejamos la mente vacante sin la palabra de Dios el enemigo no demorará en comenzar a tomar posesión de ese territorio para hacerte caer en un profundo abismo de dolor, ansiedad y angustia, temor, y duda.



El enemigo desea a toda costa este territorio porque sabe lo que está escrito en Proverbios 23:7 “por cuál es su pensamiento, en su corazón, tal es el hombre.” Si él puede tomar posesión de nuestro territorio y plantar semillas de mentira y duda entonces ganara ventaja. Si él controla nuestra mente, controla nuestra vida y estaremos limitados en ver la soberanía de Dios y la magnitud de su fidelidad y poder. Además, no cumpliríamos nuestro propósito ni llamado.


¡Otro punto importante!


Saber que el enemigo nunca nos habla en tercera persona, el enemigo siempre nos habla en primera persona para para hacernos pensar que algún mal pensamiento surgió de nosotros mismos.


Esta batalla se gana llenándose de la palabra de Dios, meditando en ella día y noche. En Josué 1:8-10 Dios nos ha dado la responsabilidad de pararnos firmes y ganar esta batalla; por ende tenemos que leer, recitar, meditar, y declarar la palabra de Dios.


Oración: 


“Padre celestial, vengo delante de tu presencia, a través de tu hijo Jesucristo y la sangre de Jesús y la obra cumplida en la cruz del Calvario, Señor me apropio de mi liberación, reconozco que le he dado cabida a los pensamientos negativos en mi mente. Declaro que esos pensamientos que no provienen de ti en este momento salen de mí. Me arrepiento y confieso mi pecado, confieso que cada acto de desobediencia en mi mente también sale y confieso ante ti esos pensamientos de miedo, de fracaso, de baja autoestima, y de adicciones. Renuncio y pido perdón por haber entretenido esos espíritus.


Perdóname Señor, por entretener al espíritu de muerte, los pensamientos de duda, los pensamientos de incredulidad, la ansiedad, las preocupaciones, los afanes, el estrés, la venganza y no haber creído en tu palabra. Perdóname, Señor, renuncio a todo pensamiento que no viene ni proviene de ti. A toda imaginación, a todo razonamiento equivocado, todo pensamiento del diablo, del cual yo me puse de acuerdo con él, en esta tarde lo renuncio y llevo todo pensamiento cautivo a la obediencia de Cristo, en el nombre de Jesús me declaro libre, me declaro libre, me declaro libre. 


¡Soy libre de toda mentalidad demoníaca en el nombre de Jesús! (respira y exhala… respira y exhala… respira una vez y exhala) … en el nombre de Jesús. ¡Amen!

 
 
 

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